el sol comienza a emitir
sus primeros rayos matutinos
y mientras observo por mi ventana
las violaceas flores
de aquel arbol de la zona
inevitablemente pienso en vos
y mis ojos se llenan de lagrimas
porque sé que este es nuestro final
nuestra vuelta de página
en el que vos te marchas para un lado
y yo arrastrando los pies
intento inutilmente ir hacia el otro.
Porque indiscutiblemente
no vamos hacia el mismo lugar.
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